Un mail diario para una librería y se te va de las manos
Parece que el negocio de las librerías está en auge.
Algo leí sobre lo bien que les ha ido con la pandemia.
Por lo visto, el encierro ha hecho que muchos hayan recuperado el hábito de la lectura.
También digo lo del auge porque en dos semanas he escuchado que dos librerías nuevas abren sus puertas en Madrid.
Esto es siempre una buena noticia.
Y creo que ya lo comenté en algún correo, pero nada me gustaría más que escribir estos correos para una librería.
Me visualizo pasando un rato cada día allí.
Cogiendo un libro de una estantería.
Abriendo páginas al azar, oliendo el papel y escuchando su crujido.
Y encontrando historias para contar.
Infinitas historias.
Cada día una.
También pensaba que se puede ir un poco de las manos.
Imagina una lista de 5000 suscriptores.
Mandas un mail con una historia de 'El banquete' de Platón.
Por cierto, en ese libro se habla de amor.
Ponle que de 5000 les dé por comprarlo a 100, que sería un 2% de conversión.
Ya tienes lío... a ver si el proveedor te sirve los 100 ejemplares corriendo.
Eso más las ventas residuales de otros libros que se compren de rebote.
Puede ser un buen negocio.
Bueno, pues no con estas palabras, pero parecidas...
se lo he contado a una de las chicas que abre librería.
Y la chica me ha dicho que ella es periodista y ya se va a encargar ella del contenido de la web y su newsletter.
Ya.
Está bien.
Los periodistas escriben bien.
Saben escribir titulares, entradillas, noticias, notas de prensa, reportajes, crónicas marcianas, esquelas de muertos, horóscopos...
Pero si no se han formado en copywriting...
No saben escribir para vender.
Saber escribir y escribir para vender, nada que ver.
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