La diferencia entre el que dice ser fotógrafo y el fotógrafo que vive de la fotografía está en su habilidad, no solo para crear imágenes fotográficas, sino también para crear imágenes en la cabeza de sus posibles clientes.
Y para esto, el copywriting es extraordinariamente útil.
Sí, amigo fotógrafo.
Puedes y debes crear imágenes mucho más rentables que las que salen de tu propia cámara.
Te lo digo porque sé de lo que hablo…
Cuando acabé mi formación en fotografía, sabía hacer fotos, creo.
Pero nadie me había contado que para ganarme la vida como fotógrafa tenía que aprender a vender mi trabajo, a comunicar para vender.
Y así pasó, que con la fotografía me comí pocos colines.
Le puse mucha energía y lancé proyectos por los que todavía me felicitan (¿Te suena Caravanbook?), pero fallaba la venta y, claro, aquello no daba para llevar una vida en la que el dinero no fuera una preocupación, que es a lo que aspiramos todos.
Jacques Henri Lartigue
En realidad, no sé en qué punto estás tú.
¿Te llueven los clientes? ¿Tu web no es un mero adorno 2.0? ¿Te persiguen los galeristas?
Mira, yo fui fotógrafa y ahora soy copywriter. Así que conozco tu mundo y sé qué palabras utilizar para vender.
Igual lo que cuento en mi newsletter te interesa.
Y no, no suelo hablar de fotografía, pero en algún que otro email cae alguna cosilla.
Además, si te suscribes te regalo un documento con 3 ESTRATEGIAS SENCILLAS QUE APLICAN LAS WEBS GANAN DINERO CON SUS EMAILS (y un truco persuasivo que aprendí robando gnomos de jardín).
A ver.
Pueden pasar dos cosas.
O que te hayas hecho una web de fotógrafo intenso, un laberinto onírico en el que no encuentras el botón de contacto ni con una sesión de espiritismo.
O que tengas una web idéntica a la de los otros 300.000 fotógrafos que conoces.
De esas que cuando aterrizas en la home cuesta creer que has cambiado de fotógrafo de una web a otra:
Mismos apartados.
El clásico porfolio.
Sobre mí en tercera persona (de esto hablaremos luego).
Elenco de premios y exposiciones…
Vamos, que suenas igual que todos.
¿Y sabes qué pasa?
Que cuando no te entienden o se aburren, dejan de leer y se van.
Y esto es fatal si tienes un objetivo concreto con tu web.
No sé, algo tan loco como que te pidan un presupuesto, te compren una foto o, simplemente, te contacten para dar una formación.
Pero, espera.
Hay una tercera opción.
Que pienses que has aplicado copywriting en tus textos, y digas cosas como...
Conecta a través de las imágenes.
Fotografía para impulsar tu negocio.
Proyecto emociones a través de mi cámara.
Cuento historias que van más allá de una imagen.
Ya sabes lo importante que es la imagen hoy en día…
La primera impresión es la que cuenta.
Frases cuyo problema no es solo que las tienes más vistas que tu cara en el espejo, sino que difícilmente dibujan una imagen en la cabeza de tus potenciales clientes.
Y que pase esto último es el primer paso para conseguir vivir de la fotografía.
Bien.
De estos asuntos hablo todos los días en mi newsletter.
Espera, espera, que hay otra cosa.
(Cito a Lucía Lijtmaer)
“¿Quiénes han hecho de su vida un arte y han acabado hablando de ellos mismos en tercera persona? Maradona, Woody Allen, Raphael, Miguel Bosé… ¿Quieres ser alguno de ellos?...”
Hazme un favor ahora mismo.
Vuelve a entrar en tu web y dime si tu sobre mí está escrito en tercera persona.
Te espero.
¿Confirmado?
Houston, tenemos un problema.
No solo porque hablar de uno mismo en tercera persona es de flipado.
Sino porque hacer eso mata literalmente las ventas.
Pero claro, igual quieres hacer fotos por amor al arte, que también me parece bien.
En cualquier caso, si tu sobre mí está escrito por tu desdoblamiento de personalidad, date de alta en mi newsletter y me respondes al primer email contándomelo.