Ser elegidos

Milan Kundera habla en su libro 'La lentitud' de muchas cosas que no son sólo lentas.

Cuenta una historia, por ejemplo, de una periodista parisina que se enamora perdidamente de Kissinger, el político americano que fue "el poder detrás del poder".

Si te digo la verdad, no sé hasta que punto esta historia es cierta, pues no he conseguido encontrar rastro del libro que escribió esta periodista relatando su amor por Kissinger.

¿Será que "el poder detrás del poder" se encargó de hacerlo desaparecer?

Por lo visto, el político y la periodista tienen varios encuentros en Washington para preparar entrevistas, pero nunca pasan los límites de una relación estrictamente profesional.

Aún así, Kissinger, empieza a entender lo que está suscitando en la periodista y comienza a no soportarla.

Y con la intención de dejar claro que entre ellos no habría mambo, le deja claro cuánto sabe la atracción que el poder puede provocar en las mujeres y que su función pública le obliga a renunciar a cualquier tipo de vida privada. 

La periodista habla de estos mensajes en su libro, pero desde su mirada ciega de enamorada los justifica como un miedo del político a volver a encontrarse con otra mujer horrible, como las que que podría haber conocido antes de ella.

Está segura de que en cuanto entienda cuánto lo ama ella, Kissinger le abrirá su corazón.

La periodista hace locuras propias de un amor desesperado:

Programa unas vacaciones familiares (con los hijos de Kissinger y los suyos) en la Costa Azul sin que él sepa nada.

También, en otra ocasión, manda sin previo aviso a sus cámaras a grabar el apartamento de Kissinger. 

Estos, por supuesto, son expulsados de malas maneras.

Pero, una vez más, ella encuentra su justificación delirante...

“Está claro que la considera políticamente peligrosa y que Kissinger ha recibido órdenes de no verla más por temas de espionaje”. 

Y es evidente “que las cosas feas que dice de ella cuando expulsa a los cámaras, no son en realidad dirigidas a ella, sino a los policías que escuchan detrás de los micrófonos que invaden el apartamento del político”. 

En definitiva.

Lo interesante de la historia es la reflexión que hace Kundera cuando dice que detrás de la verdad de este amor no correspondido hay una verdad todavía más importante: la verdad del libro.

El libro que la periodista escribió pero que estaba ya sobre la mesa desde el primer encuentro que tuvo con Kissinger. 

Un libro que, por supuesto y al contrario de lo que parece, no pretender hacer un retrato del político. 

El libro habla de ella, de su propia verdad.

«La periodista no deseaba a Kissinger, ni siquiera su cuerpo» dice Kundera. 

Lo que deseaba en realidad era engordar su ego, hacerlo brillar, transformarlo en luz.

Y concluye la historia Kundera diciendo que ella no era para nada una loca, una estúpida. Al contrario, ella lo que tenía con esta historia era la confirmación de ser una elegida. 

Que no es ni más ni menos, el ser elegidos, la continua búsqueda que hacemos todos desde que asomamos la cabeza a este mundo hasta que nos morimos.

Y en base a ese "ser elegidos" tomamos prácticamente todas las decisiones de nuestra vida.

¿También las de comprar?

También esas…

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