Que no quede ningún tópico
Nos gusta resolver enigmas.
Es superior a nuestras fuerzas, necesitamos completar el puzzle.
Por eso, apelar a la curiosidad es tan efectivo.
Por eso, las series de asesinatos enganchan tanto.
Yo estoy enganchada a una.
Se llama ‘Endeavour’, igual ya te he hablado de ella.
Además, el protagonista me tiene enamorada: Morse.
Morse es el detective más listo de la comisaría. Y la serie está ambientada en Oxford, en los 60.
Es muy buena.
El caso.
Gran lección de copywriting en el capítulo que vi ayer.
Atiende.
Uno de los compañeros, el poli más jovencito, muere en un tiroteo.
Morse, que es un tipo sensible, escribe y lee un texto en el funeral.
Y después del funeral, en el pub, tienen esta conversación:
—Le hemos dado una buena despedida, podría decirse— dice otro compañero poli.
—Muy bien recitado el poema, Morse— dice la periodista.
—Ojalá nunca hubiese que escribir algo así, pero ha sido un hermoso obituario— dice el forense.
—Parecía un buen chico— interviene de nuevo la periodista.
Entonces Morse estalla y dice:
—Que no quede ningún tópico por expresar.
Y la periodista responde:
—Es lo que decimos, Morse, cuando no sabemos qué decir.
Y Morse les cierra la boca con esto:
—Nosotros sí, pero no tenemos agallas para decirlo. Lo que queremos decir es: gracias a Dios que no he sido yo...
Bien.
En eso consiste mi trabajo.
En averiguar qué están pensando realmente tus potenciales.
No lo que dicen, los tópicos. Sino lo que se mueve en lo más profundo de sus corazones.
Y utilizar esos grandes miedos o deseos feroces para dibujar en sus mentes lo que pueden conseguir con lo tuyo.
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