La rabia, la euforia y la trampa

Me gustan las personas inquietas, curiosas, con ganas de saber.

El otro día me escribió por Instagram un chaval de Palermo que quería saber más sobre copywriting porque le interesaba como profesión.

Me propuso tomar un café.

Por supuesto, acepté.

Hablamos de copywriting y de muchas más cosas.

Fue una tarde estupenda, la verdad.


Me contó que había leído un libro de un psicólogo famoso italiano (no recuerdo el nombre) con el que había aprendido que era más feliz no dejándose llevar por los impulsos.

Es decir, aprendiendo a controlar tanto la rabia como la euforia.

Esto le servía para no arrepentirse de decir cosas que jamás hubiese dicho y para no tomar decisiones que jamás hubiese tomado en una circunstancia normal.

Y con lo de la euforia hablamos de un ejemplo que todo el mundo entiende.


Has visto algo por internet que te gusta.

Yo que sé: un vestido, unas zapatillas, una lámpara.

Y te enamora, te pones eufórico perdido.

Sientes que lo necesitas, que es para ti.

Y estás ahí a punto de hacer la compra compulsiva.

Crees que te va a cambiar la vida, que si no lo compras en ese momento el mundo se desvanecerá y tu vida no será lo mismo sin eso.

Pero tienes un momento de lucidez y dices: «vale, voy a pensármelo dos días».


Dos días después pueden pasar varias cosas.

Que ni te acuerdes de eso que era tan relevante dos días atrás.

Que te acuerdes y digas, «ah, pues tampoco me iba la vida en ello».

O que sigas teniendo ese deseo, esa necesidad, y estás seguro de quererlo.

Y lo compras.


¿Lo ves?

Por eso es tan importante estar en la cabeza de tu posible cliente todos los días.

Porque para muchas decisiones, y más para los servicios, y más para servicios de alto valor, las personas necesitan tiempo.

Y si pasan un día por tu web y nunca más saben de ti, es probable que te olviden.

O que te quieran buscar de nuevo pero no recuerden cuál era tu cuenta de Instagram.

Pero si haces el esfuerzo de pedirles su correo en tu web y cada día les cuentas una historieta, estarás siempre en sus cabezas.

Y el día que estén decididos, ¡ZAS! ahí estás tú con tu historieta.

Como estoy yo aquí con la mía


Volviendo al aspirante a copywriter... me preguntó también:

—Ana, ¿cómo haces para conseguir clientes?

—Mi web es una trampa. Si uno entra y conecta con lo que lee, es difícil que no deje su correo en uno de los muchos cajetines de suscripción que hay. 

Y luego, cada día sin faltar uno, les cuento algo.

—¿Y qué les cuentas?

—Cualquier cosa, una historia. Y al final siempre les llevo a mis servicios.

—Interesante...

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