La mirada oblicua como el email marketing diario

Anoche llegué otra vez a Palermo.

Por si no lo sabías ahora vivo en esta ciudad imprevisible.

 

Esta mañana no tenía nada para desayunar, pero mi vecino de puerta, Hassan, me ha invitado a desayunar en el B&B que gestiona.

He conocido a unas chicas españolas que empiezan su Erasmus en esta ciudad.

¡Cuántos recuerdos!

Me han hecho retroceder en el tiempo al 2002. Cuando yo llegaba a Nápoles sin hablar ni una palabra de italiano, con los ojos muy abiertos para no perderme nada.

Fue el año más maravilloso de mi vida.

 

Hablando de sus primeras impresiones en Palermo, me ha encantado cuando me han dicho...

Aquí, los hombres, te miran intensamente a los ojos.

(Lo que una amiga mía llama: la mirada oblicua).

A otros sitios también, pero sobre todo a los ojos.

Es verdad.

Y a mí me parece bonito.

A ellas, que son nuevas en este lugar, les intimida un poco.

 

Te puedes equivocar, pero creo que nada hay más verdadero que una mirada directa a los ojos.

Si sabes leer captas muchas cosas.

Es un gesto profundo, decidido. 

Siempre me han gustado las personas que miran a los ojos y mantienen la mirada.

 

Aquí estamos detrás de pantallas.

Pero, podría decir que, el email marketing diario sería el equivalente a una mirada intensa a los ojos.

Me refiero a este tipo de correos en los que cuentas historias y, de vez en cuando, te desnudas con palabras.

No hay forma más profunda de conectar con tus posibles clientes en marketing de acción directa.

Ni Facebook, ni Instagram ni Tik-tok...

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