¿Le habría hecho tilín?

No sé si tú eres de los que traduce su web hasta en esperanto por esa ansiedad de llegar a cuantos más mejor... 

O eres de los que se hace un perfil de su cliente potencial que ni un agente del FBI. 

Le pones nombre, cara, sabes lo que come y lo que...

Vale, no sigo.

Pero te adelanto que ninguno de los dos enfoques anteriores es el mejor para conseguir clientes.

Verás.

Hace años fui de viaje a Oporto con una amiga.

Yo iba con una gripe que igual era ya paciente cero del Covid.

El caso, mi estado de salud poco importa.

Una mañana soleada, nos sentamos a comer en uno de los restaurantes que hay junto al río, desde donde se ve el puente de hierro que diseñó el socio de Eiffel, el mismo de la torre de París.

Disfrutamos como enanas.

¿Sabes cuándo estás relajada, en buena compañía, te da el sol en la cara, la comida es deliciosa y encima descubres el vino verde?

Pues eso.

Felices y risueñas estábamos.

El caso es que a mi amiga le hizo tilín el camarero.

Le pareció mono.

Y entre las risas y otra botella de vino verde... se vino arriba.

Al pagar la cuenta, en la tarjeta que nos dejaron en el platillo, ella escribió su nombre y su número de teléfono.

Y nos fuimos de allí entre carcajadas y subidón.

Qué tontería ¿eh? Pero cuando haces estas cosas sientes que te comes el mundo.

Bien.

Pasamos el resto del día disfrutando de la calma portuguesa y de vez en cuando nos acordábamos del atrevimiento en el restaurante y nos moríamos de la risa.

¿Llamará?

¿No llamará?

¿Le habría hecho ella tilín al camarero? ¿Le habría hecho tolón?

Y así toda la tarde...

Ya por la noche mi amiga recibe un mensaje de un número desconocido.

Dios, ahí estaba, el camarero...

Pues no. 

No era el camarero ni la camarera.

¿Sabes quién era?

El chef del restaurante.

Uno feo como el demonio al que ni siquiera habíamos visto.

Menudo chasco.

Y bueno, todo hay que decirlo, unas buenas risas también nos echamos.

Imagino que lo vas pillando.

Cuando se trata de dirigirte a tus clientes te puede pasar algo parecido si lanzas un mensaje demasiado abierto.

Y romperte la cabeza a inventarte las cosas que hace en su tiempo libre tu posible cliente es un buen ejercicio, pero no es lo más eficaz para construir tu mensaje.

Lo más eficaz es identificar dos grandes pensamientos que tiene tu audiencia.

Solo dos.

Y con esos dos pensamientos ya lo tienes todo.

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