Nada imposible regalo viaje no es broma
Estoy aprendiendo algo muy valioso de los palermitanos.
Nada es imposible.
No hay nada que el ingenio y la creatividad no puedan solucionar.
Y no me refiero a la creatividad como un don especial, me refiero a la que tenemos absolutamente todos, que es encontrar soluciones reales a problemas reales.
Hablando de cosas reales.
Deja que te cuente algo...
Érase una vez un rey que quiso visitar el famoso jardín de las monjas de la Martorana en Palermo.
Esto no es ningún cuento, el rey existió y las monjas también.
Bueno.
Pues el rey quiso visitar el convento en octubre.
El jardín de las monjas era famoso por sus árboles de naranjas, limones y mandarinas, que lo envolvían en un dulzón aroma a flor de naranja.
Vamos, que era el jardín más bonito y profumado de la ciudad.
Pero claro, si el rey venía en octubre, no podría contemplar el resplandor del jardín, pues no habría ni flores ni frutos en los árboles.
Las monjas estaban preocupadas por esto.
La madre superiora se subía por las paredes, no sabía qué hacer...
Pues bien.
La ingeniosa sor tén, o sea, la cocinera, tuvo una gran idea.
Había inventado un dulce hecho con almendra y miel, muy blando, que podía adoptar fácilmente cualquier forma y que bastaba dejarlo al aire un par de días para que adquiriese una consistencia firme...
¿Ya has adivinado qué hicieron, verdad?
Que no tenemos limones y naranjas...
Pues los hacemos, ¡¿qué problema hay?!
Así que hicieron los frutos con la pasta del dulce, los pintaron requetebién y los colocaron entre las ramas de los árboles.
Lo hicieron tan bien que el rey, un poco ignorante (todo hay que decirlo), se lo creyó y las felicitó:
«Os debo dar la enhorabuena, madre. Su jardín es el único en toda la ciudad que tiene frutos maduros. Dan ganas de probarlos».
Los frutos le parecieron tan reales que solo se dio cuenta del truco cuando fue a pelar la naranja que había arrancado del árbol.
Y al descubrir el ingenio de las monjas, le dio la risa y se fue tan contento con una bolsa llena de estas frutas inventadas.
¿Qué? ¿No es genial?
Por cierto.
Hablando de ingenio, hablando de soluciones, hablando de Palermo...
¿No querrás venir a probar la frutta martorana?
No es broma.
Ana
P.D. Igual tú no quieres venir a Palermo o no puedes ayudarme con lo que te pido a cambio, díselo a un amigo.
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