Quien tiene buen copy en su web tiene un tesoro
Los tesoros no son solo cosa de piratas.
Te voy a hablar de el tesoro de mi tatarabuelo, que parche en el ojo no tenía.
Verás.
Mi abuela, la madre de mi padre, era la mujer más marchosa que yo haya conocido nunca.
Las nocheviejas llegaba más tarde que yo a casa.
Y a su segundo marido lo conoció bailando en Benidorm.
Siempre había natillas caseras cuando nos invitaba a comer.
Y siempre escondía una bolsa de Sugus en algún cajón del salón.
Bien.
Un día, mi abuela Teresa, sentada en su mesa camilla, con el mismo desparpajo con el que contaba que había ido a El Corte Inglés a comprar unas pastas, me contó la historia del tesoro de su abuelo.
Su abuelo. Mi tatarabuelo, que era tratante de mulas y traficante de azafrán.
Vivía en Las Pilas, un pueblo de Cataluña donde ella iba a pasar los veranos con los primos.
«Decían eso en el pueblo, del tesoro en casa de mi abuelo, imagina, el tesoro..., no se lo creía él eso del tesoro... mi abuelo.
En el tercer escalón de la entrada, ahí estaba escondido. Pero él no lo buscó, porque no se lo creía él eso. Y nos llevaba a mi primo Aurelio y a mí, a la huerta de la parra. De ventana a ventana iba la parra. Y avellanas había muchas, y las cogíamos del suelo el Aurelio y yo».
Qué le gustaba una intriga a mi abuela Teresa.
Lo estaba contando y ponía cara de secreto de estado.
Y yo, alucinando, claro.
Bueno.
Pues dio la casualidad de que la vida me llevó a ese pueblo.
Fui a Las Pilas, visité el cementerio, llamé a muchas puertas y conseguí entrar en la casa de mi tatarabuelo.
Sí, la casa de la parra que iba de ventaba a ventana como una liana.
La parra que allí seguía y pude fotografiar.
No te lo vas a creer pero en el tercer escalón de la casa había una grieta.
Y el señor que me enseñó la casa dijo que habían picado, pero que tesoro no habían encontrado.
¿Dónde estará ese tesoro?
Consideré que la historia merecía ser contada.
Hice un libro con la transcripción de la conversación con mi abuela, algunas fotos antiguas y otras que había tomado yo en mi visita a Las Pilas.
Pues bien.
Un pajarito me ha dicho que estos días mi sobrina Nora, que tiene 6 años, ha descubierto ese libro y está intrigadísima con el enigma de Las Pilas.
Que dice que vayamos a buscar el tesoro.
No sé si tú también te has dado cuenta.
Pero lo verdaderamente importante de todo esto no es si el tesoro existe o no.
Lo extraordinario es la idea que nos dejó mi tatarabuelo en la cabeza.
La idea de que hay que seguir buscando.
Hay que picar para hacer realidad ese sueño.
El del tesoro o cualquier otro.
Hablando de tesoros.
No sé si te has parado a pensar que quien tiene un buen copy, no tiene una web, tiene un tesoro.
De eso, de buen copy, hablo en mi newsletter todos los días.
Suscríbete a mi newsletter y descarga GRATIS un documento con: