Algo de 1885 que seguro te interesa

Para que te hagas una idea de la época de la que hablamos, un poco de historia…

En 1885 murió Alfonso XII de peste bubónica, que por cierto, el brote inicial de esta peste en el siglo XIX vino de China, por si te suena de algo.

Nada en contra de China, simple dato curioso.

Más cosas que pasaron en 1885...

Muere Víctor Hugo, seguro que te suena su obra 'Los miserables'.

También muere Rosalía de Castro.

Y ojo, en 1885 se inventa la Coca Cola.

Otro dato para que te sitúes: 

En ese año Karl Benz inventa el primer vehículo a gasolina de la historia. Lo prueba su mujer Bertha, conduciendo 96 kilómetros, en un viaje que se considera la primera publicidad automovilística de la historia. 

Esto es, gente atónita en los márgenes de la carretera viendo cómo alguien podía moverse a casi 20 kilómetros por hora.

Bien.

¿Estás situado?

Pues ahora viene lo que te interesa.

Atiende...

En 1885 Thomas Smith redacta el siguiente manifiesto para una publicidad exitosa.

Lee hasta el final:

La primera vez que la gente mira un anuncio, ni siquiera lo ve.

La segunda vez, no se dan cuenta.

La tercera vez, son conscientes de que está ahí.

La cuarta vez, tiene una sensación fugaz de haberlo visto antes en algún sitio. 

La quinta vez, leen realmente el anuncio.

La sexta vez, no le hacen caso.

La séptima vez, empieza a irritarse un poco con él.

La octava vez, empiezan a pensar: "Aquí está otra vez ese maldito anuncio".

La novena vez, empiezan a preguntarse si se están perdiendo algo.

La décima vez, preguntan a sus amigos y vecinos si lo han probado.

La undécima vez, se preguntan cómo paga la empresa todos esos anuncios.

La duodécima vez, empiezan a pensar que debe ser un buen producto.

La decimotercera vez, empiezan a pensar que el producto tiene valor.

La decimocuarta vez, empiezan a recordar que querían un producto exactamente igual desde hace mucho tiempo. 

La decimoquinta vez, empiezan a anhelarlo porque no pueden permitirse comprarlo.

La decimosexta vez, aceptan el hecho de que lo comprarán en algún momento en el futuro.

La decimoséptima vez, toman nota para comprar el producto.

La decimoctava vez, maldicen su pobreza por no permitirles comprar este magnífico producto. 

La decimonovena vez, cuentan su dinero con mucho cuidado.

La vigésima vez que los prospectos ven el anuncio, compran lo que se ofrece.

Bien.

Lo dijo Thomas Smith en 1885.

Y ahora yo te hago una pregunta:

A no ser que seas el dueño de Coca Cola o Mercedes Benz que puede permitirse cantidades astronómicas en publicidad...

¿Qué haces en 2022 desaprovechando la herramienta más absurdamente rentable que te permite impactar todos los días en tu audiencia?

Yo la estoy aprovechando.

Para saber cómo…

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