La estatua engullida
Necesitamos completar las historias.
Necesitamos respuestas.
Verás.
Hay un jardín en Palermo con bancos de mármol muy historiados que te convierten en reina cuando te sientas en ellos.
Es un jardín descuidado.
Me gustan los jardines así, en los que la hiedra se come los muros y nadie la detiene.
Pues bien.
Un amigo me dijo:
«Ana, en ese jardín hay un ficus centenario que se ha comido una estatua, tenemos que encontrarlo».
Para que te hagas una idea, los ficus son estos árboles imponentes que van colonizando el espacio porque tiran las raíces desde las ramas.
Esto es difícil de explicar.
A ver, de la ramas cuelgan raíces que cuando llegan al suelo enraízan y forman más tronco...
¿Se entiende?
Vaya jardín en el que me he metido.
Bueno.
Lo que quiero decir es que es posible que un árbol como este haya engullido una estatua.
Pues no la encontramos.
Oye, yo ya no sé si mi amigo lo ha soñado, porque es una historia muy de sueño, o es en otro jardín, o qué.
Pero cada vez que me doy un paseo por este lugar busco la estatua engullida.
Y nada.
Pero vuelvo una y otra vez.
Y la busco.
Atrapada en la historia de la estatua atrapada en un árbol monstruoso.
En fin.
Las historias atrapan.
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Por cierto, este post tiene una segunda parte.