La estatua engullida II
¿Te acuerdas del enigma de la estatua engullida?
Es algo que conté hace poco en un email.
Vamos, que entiendo perfectamente que no lo recuerdes.
Sería estúpido pensar que, con la cantidad de información que recibimos cada día, tú te vas a quedar con todas las historias que yo te cuento.
Precisamente por eso te escribo todos los días, para que no te olvides de lo que vendo.
Bueno.
Lo de la estatua engullida es una historia que alguien me contó en un jardín de Palermo.
Me dijo que allí había un árbol que había crecido tanto como para comerse literalmente una estatua.
Aquello me pareció fascinante y me dejó atrapada a mí también.
No en el árbol, en la historia.
Bien.
Pues hablando con un bibliotecario del jardín, he resuelto el misterio.
Resulta que no es que un árbol haya engullido una estatua.
Es que ha sido una fuente la que se ha comido un árbol.
A ver.
Para que lo entiendas.
Hay una fuente de estas que salen de la pared en la que ha crecido un árbol.
Pero no un arbolito.
No.
Un pedazo de árbol.
Ahora solo queda el tronco, pero en su día el árbol había crecido tanto que las ramas entraban por las ventanas del edificio de enfrente del jardín.
Alucinante, ¿no?
Y precioso a la vez.
Bien.
Yo no sé cómo se las apaña un árbol para crecer dentro de una fuente.
O cómo hace una fuente para comerse un árbol.
No tengo ni idea.
Pero lo que sí sé hacer es convertir tu web en una fuente de clientes.
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