Morir de selfie

Un asunto de salud pública: morir de selfi.

Acabo de leer en El País que así lo han considerado los epidemiólogos:

ASUNTO DE SALUD PÚBLICA, Ojo.

Y no es para menos cuando en lo que va de año ha muerto una persona por semana de esta absurda enfermedad.

Vamos, que está la COVID y está la muerte por selfi. 

Estamos apañados.

Me vas a perdonar, pero es que hay que ser gilipollas para precipitarte al vacío por conseguir nosecuantos miles de me gustas en Instagram. 

Y encima, la mayoría de los que arriesgan su vida con el palo de selfi ni siquiera monetizan su atrevimiento.

Mueren de éxito. Y ya.

En fin.

A mí de pequeña me enseñaron (y muy bien) a no asomarme a los precipicios. Uno nunca sabe cuando puede resbalar. 

O si te pueden empujar, que también se dan casos de mujeres, maridos o viceversa que están hasta la coronilla y se les va la mano en el acantilado...

Pero bueno.

Que están los que mueren de selfi y luego están los que mueren agotados porque se pasan el día alimentando las redes sociales para conseguir clientes.

Son muertes similares.

Que no digo que no estés en redes. No digo eso.

Que no digo que no subas selfis (desde lugares seguros, por favor). Tampoco digo eso.

Digo que todo lo que hagas en redes está un poco a la deriva.

Que tú ahí no tienes el control, el control lo tienen en Silicon Valley. 

¿Y entonces? 

Pues que es mejor que inviertas lo mínimo ahí y lo máximo en construir tu propia lista de correo y en enviar a esa lista todos los días una historia que venda.

¿Un ejemplo?

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