“Señora bien” que se agarra el collar de perlas y dice ¡qué ordinario!
Hoy hablaba con un cliente sobre el dilema de usar palabras malsonantes en los textos.
Palabrotas.
Tacos.
Groserías.
El caso es que hay palabrotas que tienen una sonoridad cojonuda. Responden mal al adjetivo malsonante.
Y me acordaba de dos cosas...
Una es que a mi sobrina de 2 años le ha dado por decir acojonante.
Y no me extraña, pocas palabras como acojonante definen la intensidad de algo increíble.
A uno se le llena la boca cuando dice acojonante.
Podría decir... maravilloso, excelente, fantástico, portentoso, prodigioso, estupendo, extraordinario, magnífico, soberbio, admirable, fascinante...
Pero acojonante es más, tiene ese matiz de que ese algo es tan bueno que da miedo.
Lo otro que me ha venido a la cabeza es una escena de la película 'Todo sobre mi madre' de Almodóvar.
Reunión de chicas en el sofá.
Agrado (Antonia San Juan) dice:
«¡Pero si soy un modelo de discreción! Hasta cuando me estoy comiendo una polla sé ser discreta».
Entonces Huma (Marisa Paredes) suelta:
«¡El tiempo que hace que no me como yo una polla!»
Y las chicas muertas de risa, a carcajada limpia.
Rosa (Penélope Cruz) remata con...
«Pues a mí siempre me ha encantado la palabra polla. ¡Y pollón!»
Bien.
Es un momento de la peli en el que te despiertas.
Te pone un poco en la posición de señora bien que se agarra el collar de perlas y dice ¡qué ordinario Almodóvar!, pero en el fondo eres una más.
Se te escapa la carcajada a ti también.
No nos confundamos.
No quiero decir que tengas que utilizar palabrotas por sistema en tus textos.
Ni mucho menos.
Solo que, tampoco hay que tenerles miedo.
Y que, a veces, en según qué contextos, y si son palabras que utilizas en tu vocabulario, pueden resultar muy potentes.
Son un recurso un poco infantil pero poderoso.
Es como cuando los niños dicen caca, culo, pedo, pis.
Lo dicen para llamar la atención y lo consiguen.
Desde luego, es mejor que se te llene la boca con la palabrota a decir eufemismos tipo... gilipichis, gilipuertas o giliyloquesigue.
Bien, usemos palabrotas o no, hagamos unos textos que sean acojonantes para tus posibles clientes.
¿Cómo?
Te lo cuento todo aquí…
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