Necesitamos que nos digan qué hacer mucho más de lo que nos creemos
Este fin de semana fui a comer a un peruano con amigos.
En la conversación y en la comanda hubo dos cosas que me interesan mucho.
Tienen que ver con vender.
Con esas personas que sienten que decirle a alguien lo que tiene que hacer en su negocio, es agresivo.
Agresivo es no decir nada.
Violencia es dejar perdidos a tus visitantes en una web blandengue.
A ver, ¿qué fue lo que pasó?
Hablábamos de la muerte.
Mi amiga comentó un suceso curioso.
Dice que cuando su abuela era muy mayor (estaba bien físicamente, pero le fallaba la cabeza) ella fue a una sanción crística o algo así.
Fue por otros motivos, no por su abuela.
Y le pareció todo un timo de los buenos.
Pero al final, el curandero, gurú, o lo que sea que no sé cómo llamarlo, le dijo:
«Tienes una abuela muy mayor que no se irá hasta que no vea que estás bien».
Días después, una noche en la que su abuela estaba un poco agitada, ella le susurró al oído:
«Abuela, puedes marchar tranquila, yo voy a estar bien. No tienes que preocuparte por mí».
Y la abuelita, dos días después, se puso sus alitas de plumas y se fue.
Me la imagino volando por la ventana como el abuelo de la serie de Duane Michals 'Grandpa Goes to Heaven'.
Lo otro que pasó en la comanda fue que no sabíamos qué pedir.
Y uno de mis amigos insistía en lo fácil que sería tener un menú.
Estuvimos mareando hasta que optamos por pedir consejo al camarero.
Le pedimos que nos dijera lo que teníamos que pedir.
Que nos indicara qué hacer.
Bien, como ves, necesitamos que nos digan qué hacer mucho más de lo que nos creemos.
Y al igual que tú, que la abuelita o que los comensales de un restaurante, lo necesitan también tus posibles clientes.
Unos textos que tomen el mando.
Que digan esto soy yo y aquí puedes conseguir esto.
Para conseguirlo tienes que hacer tal.
Y si no eres asá, esto no te conviene.
Y bla bla bla.
Y eso lo podemos hacer…
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