Una buena forma de hacer saber a tus potenciales clientes si están en el sitio adecuado, es hacerles entrar en tu mundo poco a poco. Llevarles a tu web, invitarles a dejar su correo y mandarles 10 correos 10 días seguidos…

Conocer la verdadera motivación de las personas para hacer las cosas ayuda mucho. En general en la vida. Sobre todo en las ventas.

Que como todo el mundo tiene web pues todo el mundo se hace una web. Así, sin pensar mucho. Y es una gran pérdida de dinero porque primero, estaría bien pensar si realmente la necesitas, y después, si la vas a hacer, que sirva para algo.

Dice Darío Stzajnszrajber que hay tres temas que automáticamente captan la atención de todos: La muerte, Dios y el amor. Así que imagino que estarás leyendo esto…

Si te dedicas a viajar, moverte, hacer cosas, ver gente, hacerte invitar, parasitar casas y pedir tabaco... seguramente no me necesitas. Si, sin embargo, haces algo concreto y necesitas clientes para vivir bien, puede que lo que yo hago te sirva.

Igual eres el primer resultado que muestra Google cuando alguien busca lo tuyo. ¿Pero qué pasa cuándo entran en tu web? Que se encuentran con un texto marciano. Precisamente lo que la gente no lee.

No te quedes afónico. Tú no tienes por qué pasar por esto. Hay algo mucho más silencioso que puedes hacer con tu negocio. Pero tsssss... no se lo digas a nadie.

Cuando uno no conoce la importancia del copywriting, lo que hace antes de nada es buscar al diseñador. Valora presupuestos, se decide por uno, elige una plantilla y llegan a mí ya con la casa montada pero sin los ladrillos. Como haría Abundio.

El otro día me escribió por Instagram un chaval de Palermo que quería saber más sobre copywriting porque le interesaba como profesión. Me propuso tomar un café. Por supuesto, acepté. Hablamos de copywriting y de muchas más cosas.

A la gente le han dicho: “Ala! a hacer networking en LinkedIn”. Y se dedican a mandar mensajes sin saber nada de quién los recibe ni por qué les puede interesar lo que proponen. Entonces, hablan de ellos y sus movidas con un lenguaje soporífero.

Hay un momento de la peli en la que ella está conociendo a un tipo sueco. En la conversación, ella le cuenta al sueco que recuerda cómo cuando era pequeña fue de viaje a Estados Unidos con su padre y este le compraba los dispensadores de pastillas PEZ.

Cuando estás frente a un negocio, cuando vendes algo, tienes que tener miedo. Miedo a poner tus reglas, miedo a perder clientes por mostrar tus precios, miedo a perder muchos otros por subirlos, miedo a decir las cosas distinto.

Hay gente complicándose la vida muchísimo. Lo digo porque veo negocios que mandan newsletters que parecen tesis doctorales. Eso no se lo lee nadie.

Hay piropos muy desagradables y otros que merecen un Nobel. Mira. Ayer estaba de excursión con dos amigas. Hacía un sol espléndido y nos fuimos en coche a visitar algunos pueblos cerca de Palermo.

No me preguntes cómo, pero he llegado a un pdf online que te explica el secreto de los mensajes que harán a un hombre obsesionarte contigo. Había mucho valor ahí. Lección de ventas.

No solo las fotos de uno mismo son complicadas, también los textos en los que tenemos que hablar de nosotros son un quebradero de cabeza.

Algo aplicable al amor, a las ventas, a la búsqueda de trabajo. A la vida, en definitiva. Dijo Einstein que tonto no era…